No son tan habituales como en invierno, pero infecciones respiratorias como resfriados y gripes aparecen también en verano. Estos procesos pueden venir asociados al dolor de muelas, además de beneficiar la aparición de patologías orales que pueden evitarse con unas sencillas medidas de prevención. El motivo por el que podemos sufrir dolor de muelas es que algunos procesos gripales vienen acompañados de inflamación de los senos paranasales y maxilares (sinusitis), estos últimos localizados justo sobre los molares superiores. La inflamación de estructuras próximas a los nervios provoca su estimulación al comprimirlos.

Por otra parte, la habitual congestión nasal provoca que se respire por la boca, lo que aumenta la sequedad, una situación que aumenta el riesgo de irritación y de aparición de caries. El Colegio de Dentistas de Santa Cruz de Tenerife recomienda aumentar la ingesta de agua, para evitar esta sequedad y, en caso de beber infusiones y jugos ácidos, no debemos olvidar la higiene dental, para neutralizar los posibles efectos dañinos en el esmalte dental.

Además, si el proceso gripal viene acompañado de vómitos, es recomendable enjuagar la boca con agua (o mejor con leche) y no cepillar los dientes de forma inmediata.  Si la infección respiratoria es de origen bacteriana, es importante cambiar el cepillo de dientes, al superar el proceso infeccioso, ya que las bacterias pueden sobrevivir en este instrumento imprescindible de nuestra higiene dental, lo que hará que nuestra curación tarde más.