Es una imagen habitual, un escolar que, ante un ejercicio o examen, muerde el bolígrafo o el lápiz. Este mal hábito, que puede mantenerse hasta la edad adulta, puede estar causado por una situación de estrés, miedo o aburrimiento. Sin embargo, no es una práctica inocua, ya que, además de trastornos digestivos por posible presencia de bacterias en el objeto, esta continua mordida con un material que no es un alimento puede provocar desgaste y hasta fractura del esmalte de las piezas dentales. En el caso de los más pequeños, los riesgos son mayores, debido a que los dientes están en proceso de formación. En los casos más graves, este mal hábito puede llegar a causar deformación del paladar o cambio de posición de los dientes en los niños.
Por ello, y ante la vuelta al cole que puede causar cierto nerviosismo a los niños, el Colegio de Dentistas de Santa Cruz de Tenerife recomienda a los familiares observar si los más pequeños muerden los lápices y bolígrafos e intentar que abandonen esta práctica. Es importante intentar razonar con el niño y explicarle los beneficios de abandonar ese hábito. En el caso de que el hábito no se corrija, se aconseja acudir a un especialista que pueda ofrecer las técnicas adecuadas para ayudar a abandonar esta práctica.
Es importante que los adultos informen al dentista habitual del niño sobre esta circunstancia, para que este pueda informarles de las medidas de prevención necesarias y acudir a las revisiones dentales con la periodicidad pautada por el profesional para detectar cualquier daño en fases iniciales que permitan evitar patologías mayores.